Últimos días del pasado mes de enero. Los españoles comenzamos a enterarnos a través de los distintos medios de comunicación de que en China está empezando a extenderse un virus, el COVID19 -más adelante conocido con el nombre común de coronavirus-, y que su propagación están ocasionando ya las primeras muertes.
Oímos hablar a continuación -seguro que para la gran mayoría por vez primera- de una ciudad llamada Wuhan, capital de la provincial de Hubei, como epicentro desde donde empezó a extenderse, y desde entonces hasta hoy no hay día en el que dicha ciudad no siga siendo protagonista, y tristemente a nivel mundial.
Sin embargo, para un deportista burgalés como Óscar Cavia, atleta del Solorunners Evolución, la ciudad de Wuhan no era entonces una desconocida. Es más, oír su nombre, y además íntimamente relacionado con el coronavirus, le provocó un gran sobresalto, ese que se da cuando sucede algo grave en un sitio en el que uno acaba de estar hace poco.
Diez días donde luego empezaría todo
Wuhan acogió el pasado mes de octubre de 2019, entre los días 17 y 28, los Juegos Mundiales Militares, la segunda cita deportiva mundial que acoge más participantes, solo superada por los Juegos Olímpicos, y que en esta edición contó con una presencia de 9.600 deportistas de 104 países, 163 de ellos, españoles.
Y uno de ellos fue el burgalés Óscar Cavia, guardia civil de profesión, destinado desde hace un mes en Belorado tras estar con anterioridad durante 4 años en San Pedro Manrique, un pueblo de Soria, y que en Wuhan compitió en la prueba de los 10.000 metros en pista.
Deportivamente no le fue bien, ya que ocupó el 22.º puesto en la final, «el nivel era altísimo en todas las pruebas, hasta el polaco Marcin Lewandoski compitió en los 1.500 metros», comenta, pero después de todo lo sucedido el nombre de Wuhan ya no se le va a olvidar nunca, y a él menos.
Sobresalto antes de volver a la realidad
Tres meses después, desde su puesto en la Comandancia de la Guardia Civil en Belorado, Óscar Cavia reconoce su asombro inicial cuando llegó a sus oídos la primera noticia sobre el coronavirus. «Fue una gran sorpresa enterarme que Wuhan, la ciudad en la que yo había estado compitiendo, era el epicentro del virus, sobre todo para mi familia, que enseguida empezó a preocuparse».
Sin embargo, el largo tiempo transcurrido desde entonces, tres meses, y el no tener ni el más mínimo síntoma, le devolvió a Cavia y su familia a la normalidad. «El tiempo que estuvimos en Wuhan todo fue normal, estuvimos controlados en todo momento por unas grandes medidas de seguridad, y allí ninguno oímos que nadie se pusiera enfermo«, puntualiza el atleta burgalés conocedor de que desde las altas esferas del gobierno chino se ha revelado que varios deportistas de EEUU tuvieron que ser ingresados en el hospital durante los Juegos Mundiales Militares aquejados de neumonía, queriendo argumentar con ello que igual fueron ellos los que dejaron el virus incubándose en China.
«Allí, si eso pasó, no nos enteramos de nada. Además, durante estos días he seguido teniendo contacto con varios compañeros que también estuvieron en Wuhan compitiendo en los Juegos Mundiales Militares y todos estamos bien, no hay nadie con un mínimo síntoma», aclara aliviado Óscar Cavia
De los 11 millones de habitantes de Wuhan a la tranquilidad de Belorado
Eso sí, la propagación del COVID19 por prácticamente todo el mundo ya ha afectado de forma directa al calendario competitivo de Óscar Cavia, que como vigente campeón de España militar de campo a través -éxito que logró el pasado mes de enero en Mérida- tenía previsto haber disputado el Campeonato del Mundo de Cross que debía haberse celebrado hace unos días en Sintra (Portugal).
Sin embargo, como tantas otras competiciones, fue aplazado y fijado, en principio, para el mes de septiembre. «Ha sido una pena, porque estaba bien de forma y tenía mucha ilusión puesta en el Mundial, pero ahora todo eso queda en un segundo plano«, reconoce Cavia.
En un segundo plano porque «ahora lo realmente importante para todos«, y más para él desde su responsabilidad como guardia civil, «es colaborar en la extinción del coronavirus todo lo que podamos, con responsabilidad y quedándonos en casa, que es lo que hay que hacer», remarca el atleta burgalés.
Que eso se cumpla es responsabilidad suya y de sus compañeros del cuerpo, en Belorado, donde asegura que «la gente está cada vez más concienciada y todo el mundo está en sus casas. Salvo la gasolinera y las tiendas de alimentación, todo lo demás está cerrado, así que por aquí todo tranquilo«, se despide Óscar Cavia. El burgalés que estuvo en Wuhan antes de que esta ciudad se convirtiera, ahora, en la más famosa del mundo.