El Burgos BH volvió a afrontar con ambición la segunda etapa de la Volta a Catalunya, disputada este martes y que hizo entrada en Francia para vivir su desenlace en la ciudad de Perpignan. Una jornada que volvió a tener como elemento decisivo el viento en su parte final, y en la que por parte de la escuadra burgalesa hubo dos grandes protagonistas: Adriá Moreno y Manuel Peñalver.
Adriá Moreno formó parte de la fuga del día, compuesta por tres corredores y que recorrió más de la mitad de la jornada por delante del pelotón. Llegaron a disponer de más de 5 minutos de ventaja, pero un día más la amenaza de los abanicos aceleró el ritmo del grupo principal y no tuvieron ninguna oportunidad de echar un pulso. Como recompensa a su gran trabajo, Adriá Moreno recibía al final de la etapa el Premio de la Combatividad por su esfuerzo en la jornada.
Neutralizada la escapada, faltaban menos de 40 kilómetros a meta cuando fruto del ritmo y de varias caídas la carrera se fraccionó en varios grupos. Manuel Peñalver, muy atento, supo aguantar en el primero de ellos e intentó sorprender en la llegada masiva a Perpignan, logrando finalmente una meritoria sexta plaza en la línea de meta de toda una prueba del World Tour.
Acabada la etapa, Adriá Moreno resumía su presencia en la escapada. «Tenía muchas ganas de participar en la Volta. El equipo me ha dado la oportunidad y hay que aprovecharla. He entrado en la fuga y ha sido una lástima que solo hayamos sido tres, pero era mi zona de entrenamiento y he querido ser protagonista».
Mientras, Manuel Peñalver se mostraba contento con su sexto puesto en el sprint. «El final ha sido muy loco, con mucha tensión. Hemos podido salvar los abanicos y he podido ser sexto. Es un gran resultado con unos rivales de nivel World Tour, así que estoy contento porque además el equipo ha hecho un gran trabajo y hemos estado muy atentos a las diferentes situaciones de carrera».
Este miércoles llegará la montaña a la Volta a Cataluña, con una jornada de 160 kilómetros que incluye 3 puertos de Primera Categoría y la llegada a la estación de esquí de La Molina. Desde el nivel del mar hasta los casi 1.700 metros de altitud de la línea de meta. Sin duda, un día para auténticos escaladores
