La cuarta etapa del Tour de Dunkerque, disputada este viernes, confirmó por parte del Burgos BH que el trabajo de todo el equipo con unión y convencimiento, buscando las opciones de Mihkel Räim en la esperada llegada masiva, pudieron dar su fruto buscado. Sin embargo, finalmente el velocista estonio solo pudo ser décimo en una jornada que concluyó con la victoria de Taminiaux (Alpecin Fenix).
Fugas de dos y cuatro ciclistas, ventajas reducidas y un pelotón principal siempre al acecho del que llegaron a saltar en busca de sus opciones los favoritos a más de 100 kilómetros de la meta, resumieron la etapa. Pero todo se tranquilizó tras la parte más exigente de la cuarta jornada de Dunkerque, y como se esperaba el circuito final, al que solo se le daba una vuelta, se resolvió con llegada al sprint.
El Burgos BH siempre se mantuvo agrupado, organizado y muy bien situado en las posiciones cabeceras del pelotón, porque las complicadas y estrechas carreteras no dejaban margen a rodar retrasado si el objetivo era poder pelear el triunfo. Una demostración de compromiso y ambición que en este caso no tuvo su recompensa directa en el resultado de meta.
Mihkel Räim resumía la etapa y valoraba su décima plaza. «Hemos trabajado como equipo y he sentido el gran apoyo de mis compañeros. Por desgracia he tenido que cambiar de bici a 30 kilómetros de la meta y he gastado una energía que luego he echado en falta. Aún así nos hemos colocado bien en la cabeza de pelotón y aunque el final era una lotería y resultaba muy complicado progresar, tanto Jetse Bol como Óscar Pelegrí han estado conmigo hasta el final. Pese a haber hecho ese buen trabajo, no he podido pasar del décimo puesto en meta».
El Tour de Dunkerque afronta sus dos últimas jornadas. Este sábado se disputará la etapa reina, de 187 kilómetros y un total de siete vueltas al duro circuito final de Cassel, que debe sentenciar la general de la prueba. Las dos cotas que incluye en cada una de las vueltas seleccionarán irremediablemente el grupo en busca del ganador
