Acaba de finalizar el encuentro en el Coliseum entre el Hereda San Pablo Burgos y el Urbas Fuenlabrada, con victoria del equipo madrileño por 66-83 para certificar su presencia en la Liga Endesa una temporada más y, a su vez, el descenso de los burgaleses a la LEB Oro. Todo era desolación en ese momento en el feudo azulón, pero su afición se disponía puesta de pie a agradecer con un último aplauso las alegrías recibidas de parte de sus jugadores durante cinco años en la ACB que quedarán para el recuerdo.
Sin embargo, el protagonismo durante los minutos siguientes se lo iba a acaparar para sí el presidente del Hereda San Pablo, Félix Sancho, que desde unos minutos antes de que acabar el choque se encontraba ya a pie de pista para irrumpir con la sirena final en el centro de la cancha y dar paso a una acción sorprendente.
El máximo dirigente del club burgalés, a voz en grito y desatado en sus gestos, se arrodillaba y obligaba a sus jugadores a que hicieran lo mismo para pedir perdón a la afición por no haberle dado la alegría final que tanto estaban esperando. Los jugadores, entre sorprendidos y desconcertados, no daban crédito a lo que estaban viendo, pero hacían caso a Félix Sancho y se agachaban para pedir disculpas a sus seguidores.
No duró mucho más el momento, pero fue lo suficientemente ilustrativo para mostrar una cara nada buena del presidente del Hereda San Pablo, que pagó en esos instantes tantos años de esfuerzo y de dinero puesto de su bolsillo -esta temporada mucho más de lo previsto por los fichajes realizados durante el curso- para ver que finalmente había sido en balde.
Aun así, a buen seguro que seguirá al frente del proyecto que el propio Félix Sancho parió y apostará de nuevo fuerte la próxima campaña para traer de regreso al conjunto burgalés a la máxima categoría del baloncesto español. De momento le tocará jugar al menos un año en la LEB Oro.
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