El fútbol burgalés llora desde este viernes el fallecimiento de Luis Miguel Castresana (56 años), quien fuera jugador del Real Burgos a finales de la década de los años 80, siendo muy joven, antes de trasladarse en 1989 hasta Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde fijaría desde entonces su residencia y jugaría durante muchos años en equipos como el Sanluqueño o el Portuense.
Luis Miguel Castresana llevaba un par de días sin abrir el establecimiento que regentaba en Sanlúcar, desde este pasado jueves, y ni sus amigos ni familiares conseguían localizarle, ya que su móvil no estaba operativo. Dos circunstancias que obligaron a la intervención de la Policía Nacional y el cuerpo de Bomberos, que se personaban en su domicilio y se encontraban el cuerpo sin vida de Castresana.
Según el medio Sanlúcar Información las líneas de investigación para aclarar el motivo de sus fallecimiento seguían abiertas este viernes, siendo informada rápidamente su familia, residente en el barrio de San Pedro de la Fuente de la capital burgalesa, del trágico suceso.
Ascendió con el Real Burgos a Segunda División
Luis Miguel Castresana (27 de abril de 1968) fue un claro producto de la cantera burgalesa de mediados de los años 80, y en la temporada 1986-87, con solo 18 años, lograba el ascenso hasta el primer equipo del Real Burgos CF, entonces en Segunda División B y dirigido por José Antonio Irulegui.
Durante dicho curso, Castresana apenas contó con oportunidades de jugar, pero justo iría a hacerlo en el tramo final de la temporada, en el que el Real Burgos estaba pugnando con clubes como el Tenerife, el Granada, el Lérida o el la UD Salamanca, por el ascenso a Segunda División. En esa parte final de la campaña disputaría 7 partidos y, entre ellos, el último disputado por el equipo rojipardillo en El Helmántico ante el Salamanca. Un partido en el que el Real Burgos se imponía por 1-2 tras un gol logrado por Eizmendi en los minutos finales, victoria que le daba el ascenso a Segunda.
Castresana se mantendría en el equipo, con el que con solo 19 años debutaría en la categoría de plata aunque con una participación testimonial de solo 4 partidos (88 minutos), y tras una segunda temporada, la 88-89, en blanco, aceptaría la oferta del Atlético Sanluqueño, entonces en Segunda B, y a partir de ahí su vida daría un cambio radical. Acabaría fijando su residencia en Sanlúcar, donde seguía viviendo actualmente, no sin antes jugar en el Sanluqueño dos temporadas (1989-1990 y 1993-1994) y tres en el Racing Portuense (1989-1990, 1991-1992 y 1992-1993).
