Daniel Rodríguez ya está de regreso en Burgos, feliz tras haber conseguido cumplir con su desafío El Destierro ‘Reto en Handbike’, un recorrido de tres días por el Camino del Cid con el objetivo principal de concienciar socialmente y dar visibilidad al colectivo de personas con discapacidad, especialmente en el medio rural, y dar luz a su vez a su capacidad para practicar cualquier tipo de deporte.
Durante los tres días de su reto recorrió un total de 360 kilómetros repartidos en tres etapas, la primera con salida en Vivar del Cid, donde se encuentra la Legua 0 del Camino del Cid, y meta en Caleruega (111 kilómetros); la segunda, hasta Burgo de Osma (139 kilómetros); y la tercera y última con la meta final en la localidad de Atienza (98 kilómetros), en la provincia de Guadalajara.
Tres días con muchos recuerdos ya agolpados en la cabeza de Daniel Rodríguez, y de los que empezó ya a impregnarse en la misma salida. «Fueron muchas las personas que me acompañaron desde la salida, junto al Molino de Vivar del Cid, hasta Burgos, y durante todo el recorrido atravesando la ciudad también fui muy bien acompañado. Gracias a la colaboración de Cocemfe y del colectivo de mujeres ciclistas Princess Bikes estuve muy bien arropado, y además tuvo la compañía durante toda esta primera etapa de un amigo, Juan Carlos, y fuimos haciendo todo el recorrido hasta Caleruega por relevos, muy bien».
Una solidaridad que se encontró también en la última etapa. «El segundo día estuve la mayor parte del recorrido solo, pero el tercero, desde San Esteban de Gormaz, se me unió otro chico del equipo Ferro Bike y ya estuvo conmigo hasta el final en Atienza. Desde luego no me puedo quejar del apoyo y cariño que me encontré durante los tres días».
Además, por tener, Daniel Rodríguez tuvo suerte hasta con la climatología, que para aventuras como la suya no es poco. «La verdad es que tuve mucha suerte, ya que disfruté los tres días de un tiempo espectacular, no me llovió, no hizo frío, y solamente tuve el contratiempo del viento de cara en algunos momentos, así que en ese aspecto fue todo muy bien».
Lógicamente no puede decir lo mismo del recorrido, que sabía que tenía algunos tramos realmente exigentes, pero en su condición de deportista paralímpico y ya con muchos kilómetros en sus piernas, pudo con él. «Veías el recorrido en el ordenador, en la APP del Camino del Cid, y ahí todo te parece fácil, pero luego la realidad está en la carretera y no sabes cómo te vas a sentir. De hecho el día en el que mejor me encontré fue el último. La fuerza que puedes hacer con los brazos en una handbike es mucha menor que la que puedes hacer con las piernas sobre una bicicleta, y sobre todo en las cuestas es donde más se nota. Por eso lo importante es ir poco a poco, con calma, y manteniendo siempre una gran fuerza mental, que la cabeza juega un papel importante».
Daniel pudo disfrutar también de la riqueza patrimonial y artística que esconde el Camino del Cid al paso por la mayoría de sus pueblos y localidades que lo dibujan, y sobre todo mandar el mensaje al mundo rural de que las personas con discapacidad también pueden afrontar grandes retos. «En este aspecto todavía nos queda superar barreras para poder llegar a más gente y que todo el mundo vea como normal que una persona con discapacidad puede hacer deporte, por eso es importante pasar por pueblos muy pequeños con una handbike, como es mi caso, para que lo comprueben de cerca».
Por último, Daniel Rodríguez se muestra muy agradecido a todas las personas que colaboraron con su desafío aportando donativos y cualquier tipo de ayuda. «Por ejemplo, una empresa burgalesa nos ha relagado un reloj de alta gama que vamos a sortear entre todos aquellos que hasta el día 28 compren papeletas para entrar en el sorteo. Está anunciado en las redes sociales de Cocemfe para que la gente pueda colaborar, y todo el dinero recaudado será destinado a financiar retos como el que acabo de hacer yo o similares, para dar visibilidad a las personas con discapacidad. Esto es al final lo realmente importante. Gracias a todos».
