Menos en el aspecto puramente deportivo -el Burgos CF se encuentra en estos momentos en el trío de cabeza del Grupo 1B de la Segunda División B-, todo lo que rodea ahora mismo al Burgos Club de Fútbol SAD desprende una gran dosis de incertidumbre y una gran sensación de inquietud entre sus seguidores, preocupados por la situación actual de la entidad blanquinegra a nivel económico e institucional.
Precisamente a este último aspecto se refiere la noticia conocida en las últimas horas y revelada por El Correo de Burgos en su edición de este sábado 9 de enero, la dimisión de Julián Alonso y José Luis Fernández Manzanedo como vocales del Consejo de Administración del Burgos CF SAD presidido por Franco Caselli.
Pepe Manzanedo, presidente del CD Burgos Promesas 2000, presentaba su renuncia al cargo recientemente, en tanto que Julián Alonso lo hacía el pasado 18 de diciembre, justo un día después de la celebración de la última Junta General Ordinaria de Accionistas en la que el Burgos CF SAD aprobó un presupuesto de 4.120.000 euros para la presente temporada 2020-21.

Sin embargo, Julián Alonso, gerente del concesionario de automóviles GJ Automotive, uno de los principales patrocinadores del club y suministrador de los vehículos que utilizan los jugadores y varios de los directivos de la entidad, sí que sigue manteniendo a día de hoy el cargo de presidente de la Fundación Burgos CF, de la que Candela Blanco es su vicepresidenta.
La marcha de Manzanedo y Alonso provoca que ahora mismo el Consejo de Administración del Burgos CF SAD esté integrado únicamente por miembros de la familia Caselli u otros como Fernando Cassina –director general del club-, Francisco Altemir y Diego Díaz, ambos vocales, que también son argentinos.

Una salida realmente llamativa y que deja entrever a todas luces la división palmaria dentro de la entidad blanquinegra, ya que solo ocho meses después de que el Burgos CF SAD y el CD Burgos Promesas 2000 firmaran su convenio de filialidad por un plazo de 15 años -el pasado 4 de mayo- llega la salida de su Consejo de Administración de Pepe Manzanedo, presidente del segundo de los clubes y persona que hasta hace unas semanas confiaba plenamente en la gestión de la familia Caselli.
Problemas de liquidez salpican por doquier
Sin embargo, el propio Manzanedo remitía el pasado 28 de diciembre un burofax al Burgos CF SAD, a la atención de su presidente, Franco Caselli, instándole a que se pusiera al día en sus obligaciones recogidas en el convenio y referidas, entre otros asuntos, al uso y soporte económico de los gastos que acarrea la gestión y mantenimiento de la Ciudad Deportiva de Castañares.
Dicho convenio que une a Burgos CF y CD Burgos Promesas 2000 recoge la obligación por parte del primero de aportar anualmente 115.000 euros para el mantenimiento de la instalación de Castañares (a razón de 10.000 euros mensuales + IVA), pero desde el pasado mes de junio -fecha prevista en el convenio para el primero de los pagos- el Burgos CF no ha abonado ninguna mensualidad.
A mayores, la reciente construcción en Castañares de dos campos de hierba artificial (uno de fútbol 11 y otro de fútbol 7), y que supuso una inversión de 420.000 euros, obligaba al Burgos CF a costear parte de dicho presupuesto, en concreto 150.000 euros + IVA, e igualmente a día de hoy la entidad blanquinegra no ha aportado cantidad alguna al respecto.
Del mismo modo, el equipo filial de la Tercera División, el Burgos CF Promesas, un equipo que hasta la pasada temporada pertenecía en propiedad al CD Burgos Promesas y que tiene presupuestados 446.000 euros, está sumido también en estos momentos en una delicada situación, ya que sus jugadores y componentes del cuerpo técnico están pendientes de cobrar las nóminas de noviembre y diciembre.

Una situación que llevaba inquietando a su plantilla desde hace varias semanas y que, entre otras consecuencias, llevó a la salida del equipo del delantero Agustín Pastoriza ‘Pibe’, máximo goleador del equipo dirigido por el burgalés Óscar Río ‘Fosky’, para fichar por el FC Inter Turku de la Primera División de Finlandia.
Además, su marcha puede que no sea la última, ya que no hay que olvidar que bastantes de los jugadores del Burgos CF Promesas son de fuera de Burgos e incluso extranjeros, por lo que si la situación de incertidumbre económica se mantiene no sería de extrañar que alguno más pidiera la carta de libertad durante el presente mes de enero, hábil en cuanto a fichajes hasta el próximo día 31.
La situación de Julián Calero y las denuncias de exjugadores y otros clubes
Todo ello viene a añadirse a la situación de incredulidad que rodea a la figura del entrenador del primer equipo, Julián Calero, y a la de sus ayudantes, que después de ocho jornadas disputadas en la Segunda División B siguen sin tener sus correspondientes licencias federativas y sin poderse sentar en el banquillo, una situación que no se regularizará hasta que el Burgos CF no finiquite a su exentrenador José María Salmerón, al que despidió el pasado verano teniendo firmado un año más de contrato, y a sus ayudantes.

Estamos hablando de una cantidad cercana a los 300.000 euros que el Burgos CF ha decidido no abonar a pesar de que le obligaba a ello una sentencia del Comité Jurisdiccional y de Conciliación de la Real Federación Española de Fútbol, ya que el club presidido por Franco Caselli optaba por recurrir ante la justicia ordinaria para hacer valer sus derechos.
Además, desde el pasado verano, momento en el que el Burgos CF SAD empezó a hacer ‘limpieza’ de muchos de los contratos leoninos firmados por su anterior director deportivo, César Traversone, prescindiendo de jugadores que tenían contrato en vigor para la presente temporada 2020-21, han sido varias las reclamaciones judiciales que le han llegado al club blanquinegro.
De exjugadores como Carlos Martínez o José Verdú ‘Toché’, entre otros, y de clubes brasileños como el Osasco CF, el Gremio Osasco Audax o el más conocido Botafogo CF, desde los que salieron otros futbolistas como los brasileños Kleber Lucas Souza Da Silva o Hércules Souza para fichar por el Burgos CF en el verano de 2019.

El primero no llegó a jugar en el primer equipo y fue cedido al Palencia Castilla de Regional Aficionados, y el segundo tampoco entró en los planes de Fernando Estévez y José María Salmerón, técnicos del Burgos CF la pasada temporada, y fue igualmente cedido al Calahorra CF.
Sin embargo, y tal y como recoge en su edición de este sábado El Correo de Burgos, sus contratos obligaban al club de El Plantío a tener que abonar derechos de formación a sus equipos de procedencia, en concreto 43.000 euros al Osasco CF y el Gremio Osasco por Kleber, y 63.000 euros al Botafogo por la formación de Hércules.

Sendas cantidades que aún no han percibido los clubes brasileños y que –siempre según la información del rotativo burgalés- habrían llevado al Comité Disciplinario de la FIFA y a la Real Federación Española de Fútbol, el pasado 22 de octubre, a bloquear los derechos federativos del Burgos CF. Una situación realmente problemática y que hasta ahora no había vivido el club blanquinegro, y que, por ejemplo, le impide poder realizar fichaje alguno para cualquiera de sus equipos en el conocido como ‘mercado de invierno’ abierto durante este mes de enero.
En definitiva, un cúmulo de circunstancias que no atisban un futuro nada halagüeño, ya que los problemas de liquidez en el Burgos CF SAD no acaban de solucionarse, aunque tanto Antonio Caselli, máximo accionista de la entidad, y su hijo, Franco Caselli, presidente del club, no paren de llamar a la tranquilidad en sus distintas comparecencias y de trasmitir confianza en su gestión hacia los abonados y seguidores del club blanquinegro.
No en vano ellos son los máximos propietarios de la entidad y los que están arriesgando su capital en la gestión del Burgos CF con el objetivo de llevarlo a una de las categorías importantes del fútbol español, al menos la Segunda División, tal y como ya manifestaron en cuanto aterrizaron en Burgos en julio de 2019.
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